Sí, hay una relación entre las Emociones que sentimos y cómo nos Alimentamos.
Una emoción enconada, que no sabemos manejar, o un estado de ansiedad, incluso el aburrimiento, nos pueden llevar a comer de forma compulsiva y poco meditada, aunque verdaderamente no tengamos hambre.
Buscamos regular lo que sentimos, por medio de la comida.
Necesitamos masticar, la sensación de tragar nos calma. Y no comer cualquier cosa, no escogemos una fresca ensalada o unas saludables legumbres, generalmente nos decantamos por grasas, hidratos de carbono y azúcar, mucha azúcar. Que sí, momentáneamente nos harán sentir mejor, pero será un flaco favor para nuestra salud y acarreará un sentimiento de culpa.
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